viernes, 7 de noviembre de 2008

AFJP

El año pasado, 8 de cada 10 personas optó por quedarse en el sistema de capitalización. Entonces, ¿por qué el Estado tiene que decidir cómo la gente debe jubilarse? Esto es autoritarismo, normal en un gobierno autoritario como el de los Kirchner.
Es cierto que hubiera sido bueno que las AFJP sufrieran unas modificaciones, ¿pero por qué quitarle a los argentinos la libertad de elegir con que sistema jubilarse? Esa no es la solución a nada.
Desde Peron, ningún otro gobierno se abstuvo se utilizar los fondos de los jubilados. Será por eso, tal vez, que esas 8 de 10 personas decidieron no pasarse al sistema de reparto.

jueves, 9 de octubre de 2008

Una frase de Winston Churchill

"El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria."

lunes, 11 de agosto de 2008

Basta de índices retoKados

Volvemos a subir. Ahora sobre el Indec. O Indek. Como quieran.
A la fecha, el Instituto Nacional de Estadística y Censos afirma que la inflación anual no supera los dos dígitos.
Por otro lado, amplios y distintos sectores, incluyendo ahora a los industriales, niegan a la credibilidad de esta institución, y, aunque no hay un acuerdo general, todos suponen una inflación de alrededor de un 25, un 30%.
Sin embargo, la mayoría de la población tiene conocimientos muy básicos en materia económica, o directamente no los tiene, y por lo tanto carece de un método técnico para medir la inflación. Pero tienen uno más sencillo: ir al supermercado. Les basta ver los precios para percibir una inflación creciente e importante.
Hasta acá todo parece demostrar que el Indec miente. Pero entonces, ¿qué sentido tiene disfrazar los números? Esto da a cuenta de un entramado político y de intereses que compromete la credibilidad de un gobierno y expone una forma de autoritaria de gobernar.
Para empezar, voy a citar las palabras de nuestra Presidente cuando un periodista le preguntó si habría cambios para emprolijar el Indec y si saldría del gobierno Guillermo Moreno: “Dios mío, por qué siempre satanizando por allí funcionarios. Yo creo que un Secretario de Comercio, el rol que ocupa en un gobierno, me parece que no define cambios per sé, en todo caso me parece un análisis un poco reduccionista o tal vez un análisis demasiado periodístico en términos de la Argentina en donde normalmente siempre se tiende a ubicar en tal o cual persona el causante de tal o cual problema. Me parece que lo importante de cada funcionario es ver si se desempeña honestamente, laboriosamente, eficazmente de acuerdo a las instrucciones que emanan de la Presidencia, que, en definitiva, es la última responsable de la conducta de todos y cada uno de los funcionarios y la que decide su permanencia o no.”.
Quedó claro, mentir es una política de gobierno.
El Indec, antes una institución creíble y respetable, comenzó a ser intervenido durante el gobierno de nuestro ex presidente y actual presidente en funciones (como bien sabe decir Nelson Castro) Nestor Kirchner, quien, a través de uno de sus funcionarios estrellas, Guillermo Moreno, modificaba los índices de acuerdo a un plan de gobierno presidencialista y unitario. Y por lo visto su esposa continúo con ese plan. Bueno, después de todo mantener la banda en la familia es una forma de reelección.
Pero, ¿por qué Nestor Kirchner decidió intervenir el Indec? En primer lugar, porque al ver asomarse la inflación, fantasma temido por todos los argentinos, resolvió eliminar todo expectativa modificando el índice, evitando aplicar medidas antiinflacionarias, generalmente antipopulares y pudiendo conservar así su imagen. Veámoslo con una analogía. Una madre nota que su hijo puede tener fiebre. Toma el termómetro y le mide la temperatura. 39°C. Pero en vez de medicarlo toma un termómetro adulterado y le vuelve a medir la temperatura. Ahora 37°C.
Me podrán decir que sentido tiene modificar el índice si todos nos damos cuenta igual. Pero al modificar el IPC, no solo cambia el valor de la inflación, sino que se disimula, también, otro parámetros. Por ejemplo la valorización de la canasta básica alimentaría, y que esta, a su vez, encubre las cifras de pobreza e indigencia. Otro. A menor inflación se supone un mayor poder de compra, lo que repercute sobre el consumo de la población, influyendo en el PBI y, por ende, mintiendo en el desarrollo del país. Otro más. Los sueldo aumentan de acuerdo a la inflación, o sea que si se considera una inflación menor de lo que es en realidad, los sueldos no estarán a la altura de las circunstancias y, en consecuencia, se deteriora el consumo. Como estos hay más, y tengamos en cuenta que es muy probable que no sea en lo único que mienten.
En segundo lugar, porque se pretendió reducir los costos de la deuda pública. A más inflación, más intereses. Un solo punto significa unos 572 millones de dólares más de deuda externa. El pícaro matrimonio K lleva ahorrándose unos cuantos millones desde que el instituto fue intervenido. Pero esto tiene sus efectos contraproducentes, los mercados de financiamiento voluntario se cerraron para la Argentina, cosa que afecta tanto al sector público como al privado, y se hace de la Argentina un país poco creíble, lo que nos afecta a todos.
Presentar la realidad distorsionada trae consigo otras graves consecuencias, sobre todo para la población.
Al no reconocer que el problema, no se aplican las medidas necesarias para normalizar la situación, y, como dijo un economista que vi en televisión, el modelo corre el riego de caer en unos años, y con él todos nosotros, desperdiciando estos últimos años de crecimiento.
Antes, cuando el Indec proporcionaba datos creíbles, se podían realizar contratos, negocios o planificaciones con seguridad, es decir, con la certeza de saber que es lo que podría llegar a pasar a futuro. Pero ahora, al no poder tener más en cuenta al Indec, nos tenemos que valer de nuestros propios índices, lo que genera un marco de incertidumbre que indudablemente afecta la economía, ya que se ha estado construyendo una Argentina insegura para los negocios.
Otra cosa a tener en cuenta. Cuando, por ejemplo, los industriales fijan el precio de sus productos tienen que tener en cuenta la inflación. Pero el Estado al no proporcionar un valor confiable, toman el valor que ellos consideran, agregándole un plus “por las dudas”. Se cae de maduro decir que esto provoca más inflación y más desgracias para el pueblo argentino.
Por lo que he leído, todavía estamos a tiempo de solucionar el problema. Hay muchas formas de frenar la inflación, pero todas coinciden en el primer paso: reconocer que hay.
Es lamentable, pero el Indec es un ejemplo de como la gestión K trata a las instituciones. Y son las instituciones las que fortalecen una nación, las que nos ayudan a edificar el futuro. No nos podemos dar el lujo de destruirlas.
La gestión K, con su forma presidencialista de ser, le ha robado la autonomía al Indec y a nosotros el derecho de tener datos confiables. Es triste como se han echado a empleados que pretendían reflejar la realidad y premiado a aquellos que, contra todo principio patrio, no se han negado a mentirle a los argentinos. Es nefasta la represión a los precios, pero sobre todo, es imperdonable una política de gobierno que no aspira al desarrollo y que conduce a todo una nación al desastre.

sábado, 12 de julio de 2008

Kirchner hablando de las retenciones en Santa Fe (2002)

Se los dice Nestor. No creemos que haya nada más para agregar.

miércoles, 25 de junio de 2008

La inconstitucionalidad de las retenciones

Bueno, después de tanto tiempo volvemos a postear. Sepan disculpar nuestra inactividad, prometemos subir más seguido.
Para empezar vamos a decirles que estamos en contra de las retenciones moviles. Vivimos en una ciudad del interior de la provincia de Buenos Aires que se sostiene de la actividad agrícola ganadera y nos sentimos afectados. Directamente, algunos, e indirectamente, otros. En fin, todos. Pero nuestras razones no se basan solamente en eso. Sostenemos, fundamentalmente, que la medida es claramente inconstitucional.
Antes de proseguir sería bueno definir que son las retenciones. Las retenciones son impuestos, de tipo indirecto externos, llamados por la Constitución “derechos de importación y exportación”, previstos en su articulo 4 como parte del Tesoro nacional, y expresamente previstos como competencia del Congreso en el articulo 9 y en el inciso 1 del articulo 75, al igual que en el 17 (“solo el congreso impone las contribuciones que se expresan en el articulo 4”).
También, nuestra Constitución Nacional, desde 1994, deja bien en claro que los temas impositivos no pueden ser regulados por decretos de necesidad y urgencia, ni pueden ser tema de iniciativa popular, ni tampoco pueden disponerse por medio de decretos delegados.
De acuerdo con la doctrina del máximo tribunal, un impuesto que supere 33% es considerado confiscatorio, es decir que suponen un desapoderamiento inconciliable con el derecho a la propiedad (Fallos 190:309; 194:430; 209:202; 209:116; 210:313; 236:23; 239:260).
Como ya sabemos todos, mediante las resoluciones Nº 125/08 y 141/08 (publicadas en el boletín oficial los días 12/3/08 y 17/3/08 respectivamente) nuestro ex Ministro de Economía y Producción el Lic. Martín Lousteau dispuso un incremento notable en el impuesto a las exportaciones del sector agropecuario, estableciendo “retenciones móviles” (esto significa que se aplican de forma directamente proporcional con el precio internacional de los productos afectados por estas; o sea si el precio de la soja baja, la retención que la afecta baja en una proporción que compense esa baja de precio).
Aquí les presentamos un esquema de las retenciones:

Como se habrán dado cuenta, es nítida la inconstitucionalidad de las retenciones.
En primer lugar, porque un Ministro de Economía y Producción (PEN) no puede establecer ninguna clase de impuesto, ya que queda atribuido, como señalamos anteriormente, al Congreso de la Nación.
Vale decir que las resoluciones de Lousteau tienen su respaldo en los artículos 754 y 755 del Código Aduanero. El Código Aduanero tiene carácter de ley. Dicha ley fue dictada por el proceso militar (obviamente sin intervención del Congreso) y señala que el PEN podrá gravar los derechos de exportación como quiera. Por otro lado, por Decreto 2.752/91, dictado por Carlos Saúl Menem, el PEN subdelega dicha facultad legista liba al Ministro de Economía y Producción.
En otras palabras, la retenciones se respaldan en una “ley” de la dictadura y un decreto de la denotada década del ‘90. Sacando conclusiones, sencillamente inconstitucional. Si quieren fundamento:

“El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincias, facultades extraordinarias, ni la suma del poder publico, ni otorgarle sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced desgobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable y sujetarán a los que lo formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria.”(Art. 29 de la C.N.)

“[…] Solo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el art. 4°. […]” (Art. 17 de la C.N.)

Otro de los puntos que hace ilegales a las retenciones es el hecho de cuando fueron anunciadas las retenciones, justamente al momento de la cosecha. Hace pocos años la Suprema Corte de Justicia sostuvo: “… interpretar que la exclusiva competencia que la C.N. asigna al Congreso en materia tributaria está limitada al establecimiento de nuevos tributos, conduce a la absurda consecuencia de suponer que una vez establecido un gravamen los elementos sustanciales de aquél definidos por la ley pueden ser alterados a su arbitrio por otro poderes del gobierno. Ello vaciaría de contenido útil a la garantía constitucional, pues se verificaría el despojo o exacción violatorios del derecho de propiedad que representa el cobro de un impuesto sin ley que lo autorice…”
Otra razón es su carácter confiscatorio, ya que, como dijimos antes, supera el tope del 33% marcado por los fallos de la Suprema Corte. Esta retención se aplica, por si fuera poco, a la factura bruta. Esto quiere decir que a las retenciones hay que sumarle el impuesto a las ganancias, el impuesto a los ingresos brutos, el impuesto inmobiliario, el impuesto al valor agregado, el impuesto al cheque, los impuestos laborales, las tasas municipales y las tasas viales. Y saliendo de lo tributario hay sumarle también el alquiler, la compra de insumo, siembra, almacenamiento, etc. Más allá de la inconstitucionalidad, se nota a la perfección que la medida no es para nada factible para nuestro productor.
Nos alegramos que nuestra Presidente haya enviado al Congreso para que sea debatida la resolución. Pero recordemos que este no es el único punto que las hace inconstitucionales. Tengamos en cuenta que si siguen vigentes estas retenciones, más allá de que las apruebe el Congreso, van a seguir siendo una medida confiscatoria.
No creemos necesario una conclusión, los datos aportados hablan por si solos. Pero queremos decirle una sola cosa más. No se dejen engañar con esta falsa del distribucionismo. Porque no hace falta aclarar la forma de distribuir que tiene el Gobierno: cajas para los oficialitas y nada para los opositores. Y así es como manejan el país. No nos queremos extender más sobre esto, porque será tema de otro artículo, pero les queremos decir que esta forma de “distribución” es de lo menos distribucionista. La única forma de distribuir las riquezas es respetando el sistema federal.
Volveremos a escribir pronto. Saludos.

FIAT LUX

sábado, 17 de mayo de 2008

¿Qué pasa con el campo?

Hoy por hoy, el tema que preocupa principalmente a los argentinos es el duelo gobierno-campo. En este enfrentamiento, la sociedad nos obliga a tomar posición hacia uno de los dos bandos, tiene que ser blanco o negro. Seguramente, terminamos tomando una decisión apresurada, y sin terminar de analizar la gran cantidad de factores que deberíamos tener en cuenta para poder hacer un buen análisis de la situación. Aunque la naturaleza del problema nos obliga a entrar en terrenos muy complejos para hacer un análisis minucioso, aquí trataremos de sintetizar algunos de los puntos que no se pueden dejar de tener en cuenta. Vale aclarar que el orden en que se citen tiene más que ver con la memoria que con la importancia de unos sobre otros.

Hoy en día, grandes extensiones de tierra alrededor de toda la Argentina se encuentran cubiertas de soja, una planta leguminosa que es capaz de resistir mejor a condiciones adversas gracias a modificaciones genéticas que se le realizan a las semillas. La soja, le quita al suelo ciertos nutrientes, y el monocultivo de este producto lleva a que el suelo se degrade y pierda esos nutrientes, por lo que se deben recurrir a fertilizantes, que también tienen su impacto negativo sobre el suelo. Además, no se debe olvidar que no solamente no se rotan los cultivos, sino que no se deja descansar la tierra, por lo que se compacta.

De estas tierras, la mayoría se encuentran en manos de grandes productores, que son propietarios de una gran extensión, y que además alquilan otros campos. Obviamente, el negocio para ellos es redondito, disponen de tierras para sembrar, tanto buenas como malas, obtienen los medios necesarios para el cultivo a precios bajos por consumirlos en grandes cantidades, y exportan a precios internacionales sus cosechas. Al pequeño productor, al que los medios necesarios para un buen rendimiento le cuestan muy caros, ya que los utilizan en pequeñas cantidades, y corren un alto riesgo al sembrar, le conviene alquilarles sus campos a los grandes productores, ya que de esta forma su rentabilidad es mayor.

La poca rotación de cultivos se da, como todo sabemos, porque hoy en día es más rentable producir soja, ya que existe una gran demanda internacional, que hace que el precio incremente. Conviene más comprar fertilizantes ante la baja rentabilidad de la rotación de cultivos. Seguramente, esto va a terminar costando caro cuando veamos que los fértiles suelos de nuestra Argentina se vean, y sean, áridos desiertos, siempre y cuando esto siga así.

Pero… ¿cuál es el papel del gobierno? Bueno, el gobierno viene incrementando las retenciones a los productos del campo desde hace unos años, y con este último salto, pasan a ser ilegales, ya que al superar el valor del 33% se pueden considerar confiscaciones. Las retenciones, para el que no lo escuchó en estos días, son un impuesto que se le aplica a las exportaciones, en el cual, el valor que se le asigna en porcentaje, supongamos de un 20%, significaría que el gobierno se queda con un 20% del valor de las exportaciones que se realizan. Ahora, no solo las han hecho llegar casi al 50% para la soja, sino que pasarían a ser móviles, lo que implicaría que el porcentaje variará con el precio internacional del producto, reduciendo considerablemente las ganancias del productor.

Ahora bien, ¿para qué sirven las retenciones? Bueno, generalmente, las retenciones son utilizadas para que a los productores les convenga vender sus productos en el mercado interno. Veamos un ejemplo: Supongamos que un productor (sea agropecuario, petrolero o de cualquier índole) puede vender sus productos en el mercado interno a un precio de $200, y por el tipo de cambio y el alza sorpresiva de las cotizaciones puede venderlos en el mercado internacional a $250, el productor decidirá venderlo en el mercado internacional. Entonces, el gobierno, coloca retenciones por un valor de 21%, por lo que al venderlo en el mercado internacional, lo que le queda al productor es $197,50 y le convendrá comercializarlo en el mercado interno. Entonces, dentro del país los productos no sufrirían un aumento de precio hasta el equiparable al internacional, sino que se mantendrían. Esto es aplicable a productos que tienen un alto consumo en el mercado interno, como puede ser el petróleo, ciertos metales, y muchos productos agropecuarios. Pero la soja no se puede incluir dentro de ellos, ya que menos de una décima parte de lo que se produce es consumido en Argentina ¿entonces? Entonces, podemos suponer que lo realizan para detener la producción de soja, que degrada el suelo, o para animar la rotación de cultivos. Pero tampoco es la forma, ya que aumentaron las retenciones estando la soja sembrada, lo que implica que no por no ser rentable no se va a sembrar, ya que ya está sembrada, y además el campo tiene suficiente importancia sobre la economía de nuestro país como para merecer un diálogo sobre estas cuestiones, y no una decisión totalmente unilateral. Y lo que respecta a la rotación de cultivos, vemos que tampoco es el objetivo ya que también aumentaron las retenciones a otros productos, como al trigo. Además, tampoco se puede decir que es para incentivar la ganadería, ya que le pusieron trabas a la exportación de ganado también.

Y ¿quién se perjudica en toda esta cuestión? Se perjudica el país, el pueblo en general, ya que se divide, se empobrece, se perjudica el futuro, ya que se degrada el suelo, se perjudican los pequeños productores, que además de enfrentar los bajos precios de los grandes productores deben enfrentar las altas tasas de impuestos, en fin, nos perjudicamos todos, ya que somos el país, el futuro, y el campo.

domingo, 27 de abril de 2008

Sobre los partidos políticos y demagógicos

Si hay algo que caracteriza el panorama actual es la falta de intransigencia de los partidos. Venden sus ideas por pactar. ¿Y saben para qué? (entenderiamos si piensan que los tomamos por idiotas, pero de todas formas se la respondemos): para llegar al gobierno.
Creemos, y sobre todo vemos, que el fin fundamental de los partidos, hoy, es alcanzar un puesto de poder. El oficialismo defiende todo, hasta incluso lo indefendible, y levanta la mano si el ejecutivo lo pide. Por otro lado tenemos a la oposición ciega, decididamente en contra de cualquier planteamiento del sector oficial. Pensarían de nuevo que les estamos tomando el pelo al preguntar el por qué de todo esto. Pero no importa, se lo decimos igual: porque la cuestión es mandar.
De esto deducimos la crisis actual, el fin es el poder.
A esto súmesele el individualismo. ¿Dónde quedo la visión de conjunto? Se despedazan por ascender . De esta manera intendentes, legisladores, etc., se cambian de bando si esta es la cuestión.
¿Se comprende a donde nos lleva el deseo de poder? Los partidos políticos no deben nunca tener como fin alcanzar el gobierno.
El fin de un partido se ve reflejado en su ideal. Las ideas de estas instituciones pueden ser muy diversas, pero ninguna debería aspirar a llegar al gobierno y nada más. Porque ya no serían partidos políticos, sino partidos demagógicos.
Ganar las elecciones es solo una meta, importante, sí, pero una meta en fin. El ideal es representar una idea concreta, un modo de gobernar que transcienda, que mantenga su esencia en todas las épocas y situaciones. Un ideal que no se venda por un puesto o que pacte para tener un lugar. Un ideal que sea, a su vez, dinámico, que progrese y se modifique positivamente para ofrecer lo mejor. Un ideal que no gire entorno a una persona, sino a un gran proyecto. Un ideal que sirva de escuela y de guía moral para la vida civil. Un ideal que nazca de las bases, de la participación de cada uno de nosotros y no de una personalidad carismática.
Un ideal así debe encarnar un verdadero partido, porque si no, no sería político.
Muchos nos dicen que cambiar esto es imposible. Difícil, seguro, pero no imposible. Solo se solucionará si empezamos a formar parte de las bases de un partido que nos represente, o, si ninguno nos representa, agrupándonos con los que piensan igual. Las cosas se cambian desde adentro.
Pongamos todos nuestro grano de arena para hacer la playa.